Así es el proceso de adaptación al Chat Roulette. Entras, ves alguna persona normal, y de repente... estallido de penes. Al principio gritas, te tapas los ojos, pulsas F2 como si se te fuese la vida en ello... y finalmente te aclimatas y no te provocan ninguna reacción.
Puedes incluso terminar dándoles ánimos y enseñándoles el ojete de tu gato a ver si eso también les gusta.
El domingo pasado volví a entrar en el Chat Roulette (fue un gran entretenimiento en muchas horas de Periodismo), así como sobremesa de la tremenda barbacoa que nos zampamos.
Lo cierto es que además de ver penes, conocimos a un chico ruso muy gracioso... o intuimos que era gracioso porque lo que es hablar no hablamos absolutamente nada con él... pero fue genial verle cubrirse la cara de celo. Y quitárselo después.
Además el muchacho nos pasó un vídeo de él mismo tocando la guitarra en un cover de Slayer... pero no tengo el vídeo. (Si lo encuentro lo adjunto).
Al final no ha sido esta la entrada que iba a dedicar a Rebecca Blair, ¡será la próxima!