jueves, 12 de septiembre de 2013

Tomás decide entrar en el Chat Roulette

Así es el proceso de adaptación al Chat Roulette. Entras, ves alguna persona normal, y de repente... estallido de penes. Al principio gritas, te tapas los ojos, pulsas F2 como si se te fuese la vida en ello... y finalmente te aclimatas y no te provocan ninguna reacción.
Puedes incluso terminar dándoles ánimos y enseñándoles el ojete de tu gato a ver si eso también les gusta. 

El domingo pasado volví a entrar en el Chat Roulette (fue un gran entretenimiento en muchas horas de Periodismo), así como sobremesa de la tremenda barbacoa que nos zampamos.
Lo cierto es que además de ver penes, conocimos a un chico ruso muy gracioso... o intuimos que era gracioso porque lo que es hablar no hablamos absolutamente nada con él... pero fue genial verle cubrirse la cara de celo. Y quitárselo después.
Además el muchacho nos pasó un vídeo de él mismo tocando la guitarra en un cover de Slayer... pero no tengo el vídeo. (Si lo encuentro lo adjunto).

Al final no ha sido esta la entrada que iba a dedicar a Rebecca Blair, ¡será la próxima!

2 comentarios:

  1. Jajaja! Que bueno. Yo no soy mucho de chats, pero bueno saberlo!! Cuando una es madre de adolescente hay que estar preparada para todo!!

    Gracias por actualizarme!

    Podemos charlar juntas

    ResponderEliminar
  2. jajajaja desde luego para entrar al chat roulette hay que hacerlo con estómago... buffff... si coincides con gente maja puedes pasarlo muy bien (yo sola no entraría jamás, cuando lo he hecho ha sido con amigos), pero por lo general hay demasiada perversión!!

    ResponderEliminar